29 Mayo 2007
Las cartas que antaño te escribia
Te quiero y me avergüenzo de quererte. Es un osado atrevimiento que nunca debí dejar que sucediera. Eres tan especial que no se como acceder a ti completamente. Me has sorprendido y conmovido en todos los días que hemos pasado juntos y ya son muchos.
Se que se me queda corto muy corto el lenguaje cuando intento explicarte lo que en mi corazón se agita.
Quiero rogarte que nunca me abandones, que te refugies en mi cuando te duela. Quiero besar tus ojos pardos y escuchar tu voz de niña, oírte reír y dejar que me manejes a tu antojo.
Es un honor y un placer para mí haberte conocido. Es un descubrimiento. Sin embargo se que aún he de recorrer millas para llegar a tu lado. Yo no soy como tú: absolutamente fascinante por dentro y por fuera.
Se que se me queda corto muy corto el lenguaje cuando intento explicarte lo que en mi corazón se agita.
Quiero rogarte que nunca me abandones, que te refugies en mi cuando te duela. Quiero besar tus ojos pardos y escuchar tu voz de niña, oírte reír y dejar que me manejes a tu antojo.
Es un honor y un placer para mí haberte conocido. Es un descubrimiento. Sin embargo se que aún he de recorrer millas para llegar a tu lado. Yo no soy como tú: absolutamente fascinante por dentro y por fuera.
Te quiero tanto.
Marcial
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